Según se dice, este personaje buscaba una paz con los aliados para acabar con la expansión rusa. El Gobierno británico no creyó que Hess tuviera la autoridad suficiente dentro del Tercer Reich para llevar a cabo tal propósito.
Fue encarcelado, en un primer momento, como prisionero de guerra. Posteriormente, fue devuelto a su país, donde fue juzgado como criminal de guerra en 1946. Se le declaró culpable de antentar contra la paz y lo condenaron a cadena perpetua.
Se suicidó tras 41 años encarcelado, a los 93 años.
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